lunes, 28 de marzo de 2011

Cuadro por cuadro "¿Y los presuntos culpables?"

Parte de escribir una columna con pretenciones periodísticas tiene, o debiera tener, la responsabilidad de informar, educar y, la más importante de todas, orientar a la opinión pública. Es por eso que, con sumo cuidado, trataré de exponer, lo que a mi consideración debe observarse del documental mexicano Presunto Culpable.
Es muy cierto que es un documental que expone, no digamos los peores cosas porque eso supone que hay, por lo menos, un lado admirable, las inconsistencias y corrupción que hay en el sistema.
Es muy cierto, igualmente, que el "caballero" (si usted ya vió la película entiende perfectamente porque lo pongo entre comillas) que interpuso un amparo para que se quitara la película de cartelera argumentando que no le pidieron permiso para mostrar su imagen, estuvo asesorado. ¿O qué? No me digan que un pelmazo que no podía articular dos palabras seguidas, resulta que es un docto en cuanto a la ley de amparo. Si muchos abogados titulados ni la conocen bien.
Y con todo ese candor incendiario, coraje y demás pasiones que desata el filme, nos olvidamos de una situación importante: ¿qué pasa con los protagonistas de la historia? Con todo el respeto del mundo, me tomaré el derecho de decir que el caso de Toño, ahora, ya no importa, y estoy seguro que el estaría de acuerdo después de escuchar lo siguiente: Qué va a pasar con el australopithecus mexicanus que dio falso testimonio? Supongamos, de buena fé, que un error lo comete cualquiera, pero este sujeto, obró de mala fé desde el principio por las razones que usted guste y mande. Ya sea por dinero, coerción, que le "echaron el mal de ojo" o lo que sea, este individuo debe de aprender (y servir de ejemplo a los demás) que decir mentiras para condenar a un hombre inocente debe tener consecuencias. ¿o qué?, ¿ya se nos olvidó en menos de dos meses que hay alguien que quiere pasarse de listo con los derechos de los mexicanos? Y que me dicen del judicial, ese energúmeno, bueno, digamos, monigote (porque si algún día lee mi columna, quiero evitarle la fatiga de acudir al diccionario) que era en verdad un filósofo socrático que nada sabía. Seguro, si le hubieran preguntado su nombre, hubiera respondido -no sé-. ¿Y el teniente Saavedra? no se supone que el mismo filme sacó a la luz que esta gente obtiene premios por meter gente a la cárcel. ¿Alguien ya intentó hacer una investigación sobre si su ascenso fue realmente merecido o lo consiguió con presuntos culpables?. ¿Y la piltrafa humana que es el juez que hizo caso omiso a las declaraciones y documentos del abogado defensor? Démonos cuenta, ¿o alguien quiere un día estar en esa situación con ese juez que deliberadamente decide no poner la transcripción completa del juicio para que usted tenga que pasar 20 preciosos años de su vida en una celda? Y claro, no olvide a la risueña abogada de la fiscalía que persigue gente inocente "porque es su chamba" y que además de ser una bestia, cree que todavía está en la secundaria para decirle al maestro sobre la tarea -se la puedo entregar en disco luego?- mientras que usted está "refundiéndose en el bote"?. Y eso sin mencionar que podría parecer proceso inadecuado el hecho de que le entregan al juez un disco que contiene quien sabe que tipo de información como un mensaje "del jefe" diciéndole a quien proteger, que decir, o cuanto le van a pagar o hasta unas imágenes "porno sotroslos estudiantes" de la risueña gordita. Todo contal de obtener favores legales.
El caso del arte desde hace muchos años, ha dejado de ser sólo la contemplación para llegar a un punto de cambio social y, si sólo nos quedamos con la euforia del filme sin hacer nada, es como si nunca hubieramos visto la película. Con la valiosa información que se nos ha dado, tenemos armas. ¡Exijámos justicia!.
Y que no se le olvide nunca llevar una videocámara con usted, que bien podría hacerle la diferencia de 2 a 20 años de cárcel.